domingo, 27 de marzo de 2011

Historia Kafkiana

   Eran las ocho de la mañana de un día cualquiera y me levanté para ir al aburrido colegio. Cuando me dirigía al baño para lavarme y ponerme las lentillas, parecía que me sentía un poco más bajito y delgado de lo normal, pero no era nada extraño. Cuando me posé frente al espejo, me dio el susto de mi vida, tenía el pelo largo, ojos verdes, tenía senos, era más bajito y más delgado, vamos que era mi hermana. Entonces me dirigí rápidamente hacía la habitación de mi hermana para contárselo e intentar hacer algo rápido. Cuando entré en su habitación ahí estaba mi cuerpo con el alma y el cerebro de mi hermana y la levante para contarle esto que no me hacía ninguna gracia. Entonces se nos ocurrió el plan más normal: yo a trabajar y a conducir y ella al colegio para estudiar. Me dijo que yo tenía que estar en el hospital para trabajar a las tres de la tarde y me dijo como ir en coche, porque en metro era imposible ir.

   Ya era hora de ir hacía el coche para trabajar, salí a la una de la tarde, porque sabía que me iba a tirar un buen rato para llegar y entonces comenzó el espectáculo. Yo tengo cortos conocimientos de conducir por lo que me tiré casi media hora para salir de la zona de aparcamiento, porque no quería rayar el preciado coche de mi hermana. Al llegar a la autopista todo fue a peor, los coches me pitaban, me gritaban ¡mujer tenía que ser! y esas preciosas frases machistas españolas y encima casi atropellé a una pobre viejecita por partida doble, porque no me acordaba donde estaban los pedales. Parecía que había pasado lo peor que era conducir, pero no me acordaba de lo difícil que es ser enfermera sin tener ningún conocimiento de ello. 
 Llegué a la planta que me dijo mi hermana y no me pudo tocar un peor día para ser mi hermana, elevé la mirada al cartel y ponía QUIRÓFANO yo pensé que no podía ser, pero si fue y en ese momento gritaron "Sara prepárese para la operación del tumor del cerebro del señor García". Menos mal que tuve suerte por primera vez en el día y estaba una amiga de mi hermana en la misma operación que me ayudó a lavarme y ponerme las cosas y creí que las cosas podían ir a mejor. Como no, me equivoqué otra vez, era instrumentista y había una bandeja llena de instrumentos, de los cuales yo solo conocía el bisturí, las tijeras y las pinzas. Durante la operación el cirujano me pidió una cosa, que se me cayó en el hombre, que se movió y el monitor empezó a bajar de pulsaciones hasta que sonó piiiiiiiiiiiiiiiiiiii, pero en ese momento me salió el héroe que llevo dentro y conseguí salvar al hombre, había conservado el trabajo de mi hermana de forma notable. El cirujano me felicitó y me dijo que podía irme a mi casa, que ya me había estresado suficiente. Otra vez de vuelta al coche y al sufrimiento. Esta vez la pobre viejecita no tuvo tanta suerte y la atropellé, pero flojito por lo que no la pasó nada grave y me fui pitando, porque no tenía ningún papel. Llegué de nuevo a mi casa y me fui a dormir y a intentar pensar que todo esto al día siguiente se pasaría y no hubiera pasado nada malo

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