Elemento con cara de sueño a las 5 de la mañana |
Unas horas antes de irnos, no sabíamos ni como íbamos a ir, ni en que autobús y ni siquiera de donde salia ese autobús. Aunque con una gran acción de todas las madres al final supimos que el autobús salia a las 8:30 de la mañana del sábado, para madrugar bien. El viaje no fue muy movidito y ninguno se durmió porque pobre del que se durmiera ya que moriría jajajaja. Cuando quedaba una hora y media a nuestro amigo Lalo se le ocurrió jugar al buzz de los monos que era muy gracioso. Era la primera vez que jugaba a esto, pero soy una máquina y les fulminé a todos. Era una apuesta que consistía en que el que perdiera comía café pero el señor Rubira se picó y no quiso comer. A la llegada estaba lloviendo y Carlos Cesar Jimenez y yo fuimos en el primer coche para coger cama rápido porque dormir con Rubira era lo que menos deseábamos ya que le huelen los pies a muerte. Menos mal que estuve audaz y dormí con Carlos en la mejor habitación con dos camas separadas. Después de colocarnos nos fuimos a dar una vueltecilla por el pueblo antes de comer. En ese momento se le ocurrió a Rubira comprar un tirachinas (nosotros apostamos que no le duraba ni un día y efectivamente no le duró ni un día). La idea de comprarnos un tirachinas se extendió a casi todos nosotros por que era muy divertido.
Durante la tarde no hicimos nada por que estuvo lloviendo toda la tarde, pero llegadas las nueve de la noche se nos ocurrió la gran idea de jugar a la guerra de bolitas con las pistolas y los tirachinas ( lo más gracioso es que nada más llegar a la casa dijimos que no íbamos a disparar en la casa por si rompíamos algo). Rompimos nuestro pacto y guerra. Voy a describir la situación: cuatro habitaciones en una sala en forma de cuadrado, dos habitaciones en un lado y otras dos en el otro lado y al frente un baño. Formados en dos equipos Lalo Rubira con tirachinas y yo con la pistola buena y el otro equipo con Jimenez y Montero con tirachinas, Carlos con pistola buena y Cesar con la pistola buena. Solo digo casi dos horas disparándonos sin cesar y mucho dolor en forma de bolita. En la noche fuimos a dar una vuelta y no hicimos gran cosa, conocimos a amigas de Jimenez del pueblo y a su prima que nos robo la comida ( que bastardilla jaja).
Elemento a punto de fusilamiento
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Casos aparte |
Al día siguiente nos tocó madrugar un poco más por que teníamos que recoger todas las bolitas de la pistola y el tirachinas, que estaban por toda la casa. Luego comimos y a las 5 y media nos fuimos para Madrid. Este viaje a sido muy divertido y me encantaría volver algún día.
No huelen tan mal exagerado -.-"
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